Perdónenme los puritanos pero el arte “no
figurativo” no existe. O, como mínimo, es una mentira que nos llevan vendiendo
desde principios del siglo XX. No seré yo el que intente tirar al traste años
de teoría del arte, ni mucho menos. Pero creo que si vamos al complicado mundo
de la palabra podremos ver que mi idea no es tan descabellada.
Con el fervor del cambio de siglo –entre el 1890 y
el 1910, aunque cabe la posibilidad de ir adelante y atrás– y sus correspondientes revoluciones
de tipo cultural, social y tecnológico, Europa se dio cuenta de que algo
pasaba. Los artistas llevaban décadas impresionados con ellos mismos y con lo
que les envolvía y parecía que por fin rompían los moldes del academicismo
imperante desde el Renacimiento. No se les ocurrió otra cosa que liarse la
manta a la cabeza y decidir innovar, cada uno por su cuenta, para dar lugar a
nuevas formas de mirar el arte. Es, seguramente, una de las mejores decisiones de
los habitantes de Occidente.
Al pensar en estas primeras vanguardias me llega
una sensación de desenfreno que no tiene nada que envidiar a la experimentación
y el cambio de tercio artístico iniciado en los sesenta. Vaya, que estamos muy
acostumbrados a que las revoluciones sean a gran escala y no sabemos admirar lo
que suponía un cambio en el mundo del arte de estas magnitudes en aquel
entonces.
Así pues, encontramos varios grupos, que en
esencia eran muy reducidos, de personas que tenían algo que mostrar. Me
atrevería a decir que no hablaban de temas novedosos pero sí que lo hacían con
un lenguaje distinto, que no evolucionado. Y poco a poco fueron desdibujando
aquello de lo que queremos hablar hoy: lo figurativo. Por no extendernos en una
linealidad cargante, digamos que los fovistas y los primeros expresionistas se
encargaron de dar lugar a que los que llegaran tras ellos perdieran el objeto.
¿Y quienes fueron estos? Por dar un nombre,
Kandinsky. Sería tan sólo uno de los que de 1910 en adelante se dedicaría a
reelaborar la idea de qué es el arte. Y fue muy osado al decir que había
llegado a la abstracción absoluta, a lo no figurativo, a desprenderse de la
naturaleza, a entrar en contacto con el cosmos. Puede que este último par de
cosas, en mayor o menor medida, llegara a hacerlas. Pero lo no figurativo, como
la abstracción, es tan sólo una mentira. Mentira o término no adecuado. Porque
la pintura no puede ser abstracta. Por lo menos en este mundo concebido por
nosotros.
Wassily Kandinsky Composición VIII 1923 |
Si vamos al concepto de abstracción, estaremos más
cerca de comprenderlo. Este alude a la mente y al espíritu. Abstraerse es un
acto, una forma que el humano tiene de separarse de sí para llegar a la idea.
Es un momento de salida y de unión con ese todo del que habla Kandinsky. Así
que puede que esto llegara a hacerlo. Creo al artista ruso cuando introduce el
concepto de espíritu en el arte. Pero, por el hecho de que las ideas a las que
llega están en un plano distinto al natural –entendido como aquello que está en
la Naturaleza– no soy capaz de aceptar el término “no figurativo”. Círculos,
triángulos, manchas, líneas, un lienzo cubierto de pintura o incluso un lienzo
impoluto. Todo lo que llega a partir de él y que hasta ahora hemos considerado
como abstracto tiene un fallo de lenguaje. En nuestro mundo representado, en el
que nosotros vivimos, encontramos los mismos actores que habitan estos cuadros.
Yves Klein California (IKB 69) 1961 |
Representación. La representación es aquella forma
que Kandinsky, Mondrian, Malévich y decenas de artistas tienen de traernos esa
idea abstracta. Por eso sigue sin ser la Verdad lo que en un cuadro nos
presenta. No lo puede ser. Nunca. El arte es arte. Ni es naturaleza, ni es
idea. Es representación. No es cierto el neoplasticismo pero tampoco lo es el realismo.
Miento. Son ciertos, cada uno en su lugar, natural o abstracto. Pero dentro del
lienzo siguen siendo representación.
Por si se echa en falta a alguien en este
recorrido, he querido dejarlo para este punto. Picasso. Él podría ser el punto
que nos conectara entre eso que llamarían la destrucción del objeto y la
llegada a la abstracción. Pero es que él ya sabía que lo “no figurativo” era
una mentira. En uno de sus escritos publicado en Cahiers d’Arts
aseguraría que «tampoco existe un arte “figurado” ni “no figurado”. Todo se nos
aparece en forma de “figuras”. Hasta las ideas metafísicas se expresan mediante
“figuras” simbólicas.»
Alex Pallí Pixelled smashed forms 2013 |
Ahí lo tenemos. Es una concepción errónea de la
palabra “figuración”. Con esto no pretendo ser yo el que inicie una campaña de
renovación ni del arte ni del lenguaje. Faltaría menos. Pero sí estaría bien
que mantuviéramos la abstracción, como movimiento artístico, en aquella etapa
que le pertenece y no saquemos a pasear el concepto como algo todavía vivo. Soy
totalmente partidario de la acción de abstraerse. Pero, en cuanto al arte
atañe, habiendo visto la confusión o el mal uso del término, no creo conveniente
que, a día de hoy, sigamos considerando que el arte abstracto es algo presente.
Y mucho menos que nos creamos capaces de crearlo y que pueda ser vendido por un
par de billetes en una tienda de decoración de barrio.
Charlie W.
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