domingo, 20 de octubre de 2013

La negación de la muerte de DAMIEN HIRST

El cuestionamiento de los límites del arte se ha convertido en algo habitual en los últimos 30 años. Y con Damien Hirst, la polémica está servida. Con su obra pretende impactar al espectador y hacer que reaccione, ya sea con un aplauso o con un gesto de negación. Pero que diga algo. Porque eso es lo que ansía. Que la gente hable de él, que comenten, que su nombre resuene. Sus creaciones tienen como fin último el intento de adquirir un gran estruendo en los medios de comunicación y en la sociedad. Y lo logra.

La obra de este artista es muy extensa. Se mueve entre la escultura, el dibujo, la instalación, la fotografía y la pintura. Pero un común denominador a toda ella es la idea de la muerte. Este es el verdadero punto central. Su miedo a morir le ha llevado a elaborar unas obras que marcan continuamente el intento de perdurar en el tiempo y no desvanecerse. Y aquí está esa búsqueda de fama. El hecho de provocar con su arte y hacer que todos hablen de él tiene un efecto positivo para el propio Damien Hirst: cuanto más se le conozca, menos alcance tendrá la muerte sobre él. Es el conocido “que hablen; mal o bien, pero que hablen”.

Mother and Child (Divided)
Para comprender por qué es tan polémico, he seleccionado únicamente una pequeña parte de su colección, una vía de creación. En el año 1991, Damien Hirst comenzaría a trabajar en su Natural History, una unión del debate entre la vida y la muerte que incorpora a la ciencia como una nueva religión, tema que seguiría desarrollando en otros trabajos. En esta historia natural, el artista escoge animales muertos, algunos de los cuales son diseccionados, y los sumerge en grandes tanques de acero y cristal rebosantes de formol. Con ello, lo que consigue es retener durante años en perfecto estado a los animales. Es como si para ellos no pasara el tiempo, como si con esta práctica consiguiera burlar a la muerte. El tanque es la definición de un espacio sepulcral y la muestra de la fragilidad de la existencia. El formol es el líquido casi divino que consigue retener viva la belleza, como una fuente de la eterna juventud. 


Se hace evidente, pues, que con semejante práctica se enciendan debates de opinión y muchos sectores sociales, sobretodo los defensores de los animales, salten al cuello de Damien Hirst. Así que su obra es todo un logro para él. Ese miedo a morir desaparece cuando expone una vaca diseccionada y sumergida en formol, porque la conserva bella y hace que su nombre permanezca con vida.

Este zoo de animales muertos le llevó a adquirir un gran reconocimiento internacional. A pesar de ser una obra desagradable incluso para un museo de arte contemporáneo, sus creaciones le han hecho uno de los artistas más ricos de todo el siglo XXI. Ya en los años 90 se convertiría, gracias a Natural History, en uno de los símbolos del arte británico contemporáneo. Pasaría a formar parte de la Young British Artists (YBA), un movimiento de jóvenes artistas británicos visuales, muchos de los cuales fueron mecenados por Charles Saatchi. En la actualidad cuenta con diferentes estudios en todo el Reino Unido con más de 100 personas a su cargo que trabajan sobre su ideario.

Valdría la pena destacar la obra emblemática de esta historia natural: The Physical Impossibility of Death in the Mind of Someone Living, un tiburón tigre de más de cuatro metros de largo que se mantenía en posición de ataque perfectamente conservado en el formol. A parte de ser una de las creaciones por las que más le han pagado, el tiburón tigre supuso un replanteamiento en el ideal de Damien Hirst. En el año 2006 tuvo que ser reemplazado por otro tiburón puesto que el anterior se acabó pudriendo. 

The Physical Impossibility of Death in the Mind of Someone Living

Esto nos lleva a pensar si realmente la creación del propio artista no es una utopía. Él pretende evadir la muerte con la conservación de cuerpos pero se demuestra que la muerte acaba cumpliendo su ciclo. ¿Cambia así el sentido de la obra? Bajo mi punto de vista, este hecho supone un antes y un después en la propuesta de Damien Hirst; pero nos muestra, al mismo tiempo, que el arte no debe ser un ente estático, que el fin de la obra no lo pone ni el artista ni el público y que el error puede convertirse en objeto artístico.



Charlie W.

Os dejo con el enlace a la web del propio Damien Hirst por si os interesa seguir investigando su obra.

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