El ser humano está cargado de atributos. Ser bajo,
inteligente, de Pakistán o tener mal carácter al levantarse, son parte de un
infinito grupo de elementos que nos acompañan a lo largo de nuestra vida.
Algunos los podemos eliminar y sustituir por otros que nos parecen mejores.
Otros podemos esconderlos, esperando que no salgan en el momento más
inoportuno. Pero hay unos con los que estamos obligados a convivir, ya sean
buenos o no. Recientemente, yo he adquirido uno de estos atributos. Soy enfermo
de Crohn, algo que me va a acompañar el resto de mi vida. Por el momento, es
algo que estoy aceptando. Y quería darle visibilidad. ¿Cómo hacerlo a través
del arte contemporáneo? Tuve la suerte de toparme con la exposición “Perspectives:
Art, Inflammation and Me”, una agrupación de 200 artistas de 40 países que
decidieron hablar con su obra de algunas enfermedades inflamatorias crónicas.
No he encontrado mucha información, así que esta entrada será breve en cuanto a contenido artístico. Pero, por
lo menos, que quede demostrado que el arte también es la herramienta que puede
dar voz a los desconocidos.
Así pues, el pasado mes de febrero tuvo lugar en
Copenhague el IX Congreso de la Organización Europea de Crohn y de Colitis
Ulcerosa (ECCO). Con motivo de este, las obras encontraron un espacio donde
poder ser expuestas, la primera parada de un viaje que esperemos pase por
España. Si puede ser por Barcelona, mejor que mejor. Todas las obras reúnen
algo en común: son el resultado de la conexión entre el artista y el paciente.
A través de ellas, se crea un diálogo en el que las manos de uno consiguen
representar la voz del otro. No es sólo una muestra de la enfermedad. Lo que en
cada una de las obras se ve es la experiencia personal del paciente. Lo que se
expone son alrededor de 200 experiencias, 200 sufrimientos, 200 alegrías, 200
preocupaciones y 200 esperanzas. Porque, por supuesto, cada uno vive la
enfermedad como le toca. Esto me recuerda que, hace poco, leí que Ridley
Scott, el director de Alien: el octavo pasajero, también había sufrido
Crohn. Sólo tenéis que ver el nacimiento del personaje para imaginaros lo que
es.
Pero aquí no vengo a hablar de la enfermedad en sí sino
del arte. Considero que el hecho de llevar una enfermedad al terreno artístico
también es una ayuda para el médico. Algunas veces, no en mi caso, aquel que
atiende al paciente se limita a aquello físico, a lo que le sucede
corporalmente, dejando de lado la parte moral. Es fundamental en una enfermedad
de una magnitud así el hecho de poder sentirse recogido. No se busca únicamente
una solución. También se busca la comprensión. Por ello creo que este tipo de
exposiciones que llevan la experiencia del paciente a la obra de
arte, puede hacer comprender al médico que no debe olvidar lo humano. En la
enfermedad se sufre, pero el arte puede ser la expiación y la explicación de
este sufrimiento.
Con esta entrada, estoy intentando contribuir en
dar visibilidad, yo también, tanto a la enfermedad como a la exposición. Es por
ello que me ha costado encontrar material para realizarla pero he tenido la
suerte de poder dejaros algunas de las imágenes de las obras de Perspectives:
Art, Inflammation and Me. Debo decir, antes de pasar a ellas, que muchos de
los artistas no son únicamente profesionales e independientes. También hay
estudiantes de facultades de Bellas Artes de distintos países –España, Francia,
Canadá…– que han querido colaborar en este revelador proyecto.
Así pues, una de las obras más sencillas pero que
a la vez dice muchísimo es la del artista Florian Zyba, Como la sombra que
siempre nos persigue. La técnica es simple: un lienzo circular con un color
amarillo de fondo está recubierto por miles de puntos de muchos colores. En sí,
la imagen ya nos puede ir acercando a una placa de petri, un recipiente donde
se consigue el cultivo de microorganismos para su posterior estudio. Pero hay
algo más. Florian quiso representar el momento en que el paciente se da cuenta
de su enfermedad. Este es el color de fondo, ese amarillo intenso, que está siendo
cubierto por los puntos de colores. La enfermedad va cubriendo al que la sufre.
Florian Zyba Como la sombra que siempre nos persigue 2013 |
Como ya he dicho anteriormente, la exposición
pretendía dar voz a múltiples enfermedades inflamatorias crónicas. En el caso
del conjunto Floriasis¸ se da una interpretación plástica de la
psoriasis. Esta enfermedad tiene un handicap añadido y es la repercusión
estética sobre el paciente, de lo que se deriva el alejamiento de este de los
que le rodean así como del rechazo de la sociedad a alguien de aspecto
diferente. Lo que consigue la fotografía no es únicamente explicar una
historia. La propia paciente está dando la cara por todos aquellos que sufren.
Al mismo tiempo, el hecho de que sean dos imágenes también habla sobre la
enfermedad, sobre la etapa en que se mantiene latente y en la que se
manifiesta. La piel es el mapa donde la vida nos va marcando. Y así lo hace la
psoriasis.
Sandro Aguilar Floriasis I/ Floriasis II 2013 |
Como no podía ser menos, os quiero dejar también con
un par de obras de afectados por el Crohn. La primera de ellas representa la
relación entre la vida del paciente y la enfermedad. A través de un personaje clásico, se muestran los momentos en que la enfermedad se interpone
a las pasiones y las inclinaciones del paciente y la soledad y el abandono que
puede llegar a vivir este.
Filippo Messina Il mondo di Chron 2013 |
La última fotografía prefiero que hable por sí
sola. Eso es el dolor y el malestar del Crohn. Y eso es contra lo que Perspectives:
Art, Inflammation and Me ayuda a luchar, para que llegue un día en que la
obra sea el único vestigio de la enfermedad.
Veronica Roccoli Il morbo di Chron 2013 |
Charlie W.
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