Ayer se celebraban 24 años de la
supresión de la homosexualidad como un trastorno mental por parte de la
Organización Mundial de la Salud. Es por ello que se celebró, una vez más, el
Día Internacional contra la Homofobia y la Transfobia. Como comenté a mi gente, considero que todavía queda mucho por hacer para lograr una sociedad
totalmente igualitaria: acabar con la discriminación en las aulas y en los
puestos de trabajo, liberar a los transexuales de la presión social y médica,
aceptar la bisexualidad, intersexualidad o asexualidad como otras formas de
vivir y, por supuesto, lograr que internacionalmente, la comunidad LGBTI no
esté sometida a delitos y penas de muerte. Para evitar que esto se convierta en un
valle de lágrimas propio de Escarlata O’Hara, he pensado que sería divertido
hablaros de todo aquello que yo considero arte dentro del mundo gay, más allá de lo reivindicativo. L'art pour l'art, pero más animado.
No puedo empezar de forma mejor que
mencionando a Pierre et Gilles. La maravillosa pareja artística y sentimental
francesa ha dedicado su producción artística a crear una fotografía única. Su
obra empezó a conocerse gracias a que incluyeron en sus trabajos a gente de la
talla de Andy Warhol o Iggy Pop. Han conseguido elaborar un universo propio de
ensueño en el que abundan los torsos musculosos, las caras angelicales y los
entornos paradisíacos. Es una fotografía para el puro deleite visual. No intenta decir nada, no pretende lograr cosas, no remueve la conciencia del espectador... ¿o sí? Vaya, más de un cura clamaría al cielo al ver su maravillosa recreación de San Sebastián. Aunque algún otro seguro que buscaría una copia de la obra para llevársela a su celda, no me cabe la menor duda. Su influencia no podía venir de otro lado que no fuera del porno. Podría decirse que son descendientes casi directos de James Bidgood,
el cineasta que supo mantener la pornografía como un arte y no rebajarla al
puro sexo, donde está ahora relegada.
Y de una pareja artística y sentimental
a otra. Si alguien ha hecho en este país algo por lograr la apertura sexual,
esos fueron Costus. Es la representación por excelencia del pop español y la
Movida Madrileña. Fueron esenciales para transformar la cultura enraizada en el
más estricto tradicionalismo dictatorial. Sólo hay que ver el retrato que
hicieron de Carmen Polo para darse cuenta de cómo se la jugaron. Pintar a la
viuda de Franco en plena transición democrática es síntoma de que algo estaban
haciendo por el cambio. Y si Pierre et Gilles tuvo a James Bidgood, Costus tuvo
a Fabio McNamara, genialidad única e irrepetible. Más allá de las actuales
polémicas en cuanto a su figura, es innegable la presencia que ha tenido Fabio
en la historia cultural de este país. El punk, el pop, las drag queens, el cine
alternativo, el sexo libre y un eterno etcétera. Todo pasa por Fabio. Puede que
sin Costus, Fabio y el ambiente que les rodeaba, todavía seguiríamos con el
carro de Manolo Escobar.
Costus Carmen Polo, viuda de Franco 1978 |
Ahora que está tan de moda trabajar con
el mundo Disney y sacar de él toda la esencia gay –casi de forma enfermiza, os
estáis pasando– no se puede dejar al margen la obra de José Rodolfo Loaiza
Ontiveros. Fue uno de los primeros que cogió a las princesas modositas y a los
fortachones y les hizo esnifar cocaína, morrearse entre ellos y raparse. ¿Reivindicativo? Puede. A mí me divierte más que
me impacta. Es algo que cualquiera que no sea muy cerrado de miras ha reflexionado
alguna vez: la factoría Disney ha negado al colectivo LGTBI de sus creaciones.
O los ha ocultado, porque Úrsula, Maléfica y Jafar podrían compartir piso en
Chueca.
José Rodolfo Loaiza Ontiveros Disasterland 2012 |
En la línea de José Rodolfo, la artista
canadiense Dina Goldstein ha intentado eliminar el estereotipo de la muñeca
Barbie a través de su serie de fotos In
the Dollhouse. La representante del colectivo de niñas tontas americanas
vive encerrada en su casa rosa mientras Ken le pone los cuernos con otro
muñequito. Pobre. Dina es tan drama queen que hace que Barbie se acabe cortando
la cabeza. Vaya, todo un espectáculo. La propuesta es sumamente genial. El
problema está en las madres protectoras que se aterrorizan ante la posibilidad
de que el ídolo de sus hijas sea engañado por un homosexual desviado. A las One Million Moms les va a acabar dando
un ataque con cosas como estas. Lo mismo se cortan la cabeza ellas también.
Dina Goldstein The Affair 2011 |
Más allá de la fotografía, la pintura o
la ilustración, hay cientos de elementos que se fusionan con la comunidad LGTBI
y consiguen hacer de ello una verdadera cultura: Judy Garland en El mago de Oz, Carmen Miranda, ABBA, las
novelas de Gore Vidal, Freddie Mercury, Liberace, Nancy Sinatra, The Rocky Horror Picture Show, Amanda Lepore, Roberta Marrero, los
hermanos Versace, Liza Minnelli, Ellen DeGeneres, Dolly Parton, Priscilla, reina del desierto, La Prohibida, el cine de Andy
Warhol, John Waters y Pedro Almodóvar, Bette Midler, Jane Fonda en Barbarella, Donna Summer, Mary Poppins, los Village People, Hedwig and the angry inch, Fangoria o la Veneno. ¡Ojo! Yo no estoy diciendo que esta lista esté
restringida al mundo homosexual. Puede que mi gusto esté estereotipado. Pero ya
que esta entrada es un elogio al mundo LGBTI, qué menos que hablar de lo que
nos une culturalmente. Por supuesto que habrá heterosexuales que se puedan ver
identificados con todo lo que he dicho. Mejor aún, ahí reside la igualdad, en
encontrar nexos culturales comunes que no tienen nada que ver con quién se va a
la cama cada cual. En definitiva, que vivan las personas, que viva el arte y
que viva el sexo.
Charlie W.
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